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Reconstrucción luego de desastres naturales

Cuando los desastres naturales devastan comunidades locales, Cargill une fuerzas con los demás para proporcionar alivio y liderar el proceso de recuperación.

January 01, 2015

El huracán Katrina, que azotó la costa del Golfo el 29 de agosto de 2005, fue el séptimo huracán del Atlántico más intenso que se haya registrado, y produjo la muerte de 1800 personas en los Estados Unidos. Luego del huracán, se interrumpió el suministro de energía, los teléfonos celulares dejaron de funcionar y las calles se inundaron. Los lugares de trabajo cerraron y las personas perdieron sus hogares debido al daño del viento, los árboles caídos, el agua de la inundación y el moho.

Para muchas personas, Katrina dejó un mundo con miedo, con escasez de alimentos y agua limpia, e incluso con ausencia de orden público. Entre los afectados, se encontraban cientos de empleados de Cargill que trabajaban en siete ubicaciones en Alabama, Texas, Luisiana y Misisipi.

“Si bien Cargill tuvo la suerte de haber podido evitar, en su mayor parte, los estragos directos de Katrina, el período de recuperación de nuestros empleados y negocios en la costa del Golfo será arduo y presentará dificultades”.
—Declaración conjunta de Warren Staley, CEO de Cargill, y Greg Page, presidente de Cargill

Inmediatamente, los negocios de granos y oleaginosas de Cargill se centraron en localizar a los empleados desaparecidos que se habían dispersado en vista de la tormenta. Las operaciones de restauración de dos elevadores de exportación de granos críticos en las ubicaciones de la empresa de Westwego y Reserve eran otro principal centro de atención. La tormenta azotó apenas comenzaba la temporada de cosecha de otoño en el norte, llevando grandes volúmenes de cultivos destinados para la exportación por el río Misisipi hacia Luisiana.

Cargill inmediatamente se convirtió en una fuente clave de información para organismos del gobierno nacional, incluido el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA) y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA). Al observar que la industria de exportación de granos era fundamental para miles de clientes agrícolas en todo el país, el USDA y la FEMA dieron prioridad a la asistencia a empresas comprometidas con las exportaciones agrícolas.

Luego del huracán, emergió otra necesidad crucial que afectaba a muchos: viviendas para los damnificados. Al trabajar con el equipo de asuntos corporativos en Washington DC, el negocio de granos y oleaginosas de Cargill organizó 51 casas rodantes y viviendas móviles de la FEMA para que sirvan como vivienda temporal para los empleados. Algunas casas rodantes se entregaron donde estaban los hogares de los empleados, mientras que otras se colocaron alrededor de la planta de exportación de Westwego. Organizaciones como Living Lands & Waters, un socio de Cargill desde hace mucho tiempo, ayudaron con la limpieza y las iniciativas de reconstrucción. “Lo que es prácticamente imposible de capturar es el espíritu y el esfuerzo de los empleados damnificados”, expresó Rick Calhoun, presidente del negocio Cargo Carriers de Cargill. “Esto se suma a la compasión y la energía de los miembros del equipo, que dejaron sus trabajos y vidas habituales durante meses para ayudar a que las cosas ‘vuelvan a la normalidad’ en Luisiana”.

“Lo que es prácticamente imposible de capturar es el espíritu y el esfuerzo de los empleados damnificados”
— Rick Calhoun, presidente de Cargo Carriers de Cargill

Para apoyar a los empleados que no tenían acceso a sus cuentas bancarias (las telecomunicaciones y la energía estaban interrumpidas), Cargill estableció un Fondo de alivio de emergencias para empleados. Estos fondos se distribuyeron a los empleados según la gravedad de sus pérdidas.

Casi un mes después del golpe del huracán Katrina, el presidente de los Estados Unidos George W. Bush escribió una carta de agradecimiento a Cargill, que decía: “Las buenas acciones de Cargill demuestran el carácter y la excelente fortaleza de nuestra Nación”. 

Natural Disasters Inpage Actualmente, en la oficina de Rick Calhoun, se observa colgada una carta del presidente de EE. UU. George W. Bush, en la que agradece a Cargill por su arduo trabajo en relación con la tormenta.

La respuesta ante el huracán Katrina no es más que un ejemplo de la voluntad y el trabajo en equipo de Cargill frente a la devastación. El programa de la empresa Alivio para desastres naturales, que se estableció cuando ocurrió el tsunami indonesio en 1990, continúa proporcionando alivio inmediato y alivio a largo plazo en casos de desastres naturales en todo el mundo.

En la primavera boreal de 2011, un daño generalizado azotó nuevamente el otro lado del mundo: un terremoto y un tsunami golpearon el noroeste de Japón, dejando un saldo de 16 000 heridos y de 300 000 millones de dólares en daños. Las donaciones de Cargill para los esfuerzos de ayuda humanitaria en la región se utilizaron para entregar comida y suministros a centros de evacuación y agencias de bienestar. En 2014, Cargill anunció una donación adicional a la Cruz Roja de Canadá, comprometiéndose a ayudar a las víctimas de la grave inundación en las provincias de praderas de Manitoba y Saskatchewan.

A través del trabajo voluntario, los aportes financieros y poderosas asociaciones, Cargill continúa participando en los esfuerzos de reconstrucción luego de crisis como estas, demostrando su compromiso con las comunidades.