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Cuando Cargill compra a su competidor Taylor & Bournique en los años 1920, también adquiere el sistema de teletipo ultramoderno de la empresa.

El sistema telegráfico, instalado en las oficinas centrales de Cargill, tenía su propia sala donde los operadores recibían y enviaban mensajes.

Jack Carlson, un especialista de mantenimiento de teletipo, controla el sistema, revisa el uso del tiempo de los cables y graba patrones de tráfico.

El personal de Biblioteca de Investigación de Cargill sostiene con orgullo una hoja de papel de casi tres metros, en la que se detalla la respuesta de teletipo más larga del momento.

El teletipo facilita una toma de decisiones más rápida e inteligente 

Antes del correo electrónico y los mensajes de texto, existía el teletipo: el sistema cablegráfico de Cargill adelantado para la época que aceleraba la comunicación entre las oficinas y optimizaba el negocio. 

January 01, 2015

En 1923, Cargill adquirió Taylor & Bournique Co. (T&B), un importante competidor en el negocio de los granos, con base en Milwaukee, Wisconsin. Luego de luchar contra los efectos de la depresión posguerra y una serie de malas decisiones comerciales, T&B había liquidado el año anterior y buscaba una salida. Sabiendo que sus activos eran atractivos para Cargill, el vicepresidente de la empresa acudió al presidente de Cargill, John MacMillan, Sr., con una gran oferta a un bajo precio: junto con sus operaciones agrícolas en Milwaukee, la ciudad de Nueva York y Buffalo, T&B vendería su sistema de teletipo Clement-Curtis de última generación, otorgando a la empresa un nuevo nivel de sofisticación.

El sistema privado de transmisión por cable utilizaba canales para transmitir mensajes casi instantáneamente a las nuevas oficinas de Cargill en el este de Estados Unidos. Impresionado con la tecnología, John Sr. dispuso su extensión a las oficinas centrales de la empresa en Minneapolis, Minnesota. Era la respuesta a sus exclusivas necesidades de comunicación: velocidad, precisión, confidencialidad y bajo costo; y serviría como sistema de transmisión principal para los próximos 70 años.

En 1935, la sala de telegrafía de las oficinas de Minneapolis contaba con seis operadores, que recibían y enviaban mensajes que intercambiaban con contactos en Boston, Chicago, Montreal, Omaha, Winnipeg y varias ciudades entre estas. En otra sala, un sistema de mensajes por tubos neumáticos transmitía impresiones de mensajes directamente al piso de comercialización. La capacidad de comunicación inmediata entre las oficinas y las regiones clave se había convertido en una de las ventajas competitivas más sólidas de la empresa.

“El sistema cablegráfico es un dispositivo maravilloso. Nos mantiene informados como nunca antes había sucedido”.
— John MacMillan, Sr., presidente de Cargill

Con el tiempo, estos rápidos y fluidos intercambios inspiraron una taquigrafía interna, conocida como Cargill Private Wire Code (código por cable privado de Cargill). La empresa elaboró folletos instructivos para los empleados que utilizaban el teletipo, que incluía un glosario de abreviaturas estándares como: LSM (linseed meal, harina de lino), CXLN (cancelación) y, tal vez la más popular, TREAD (responder de inmediato por cable, por favor).

Introducing Teletype Inpage Desde memorandos comerciales hasta instrucciones del parqué, las comunicaciones vía teletipo son rápidas y eficientes gracias a la taquigrafía de Cargill.

Sesenta años después de su instalación, comenzó el lento desmantelamiento del teletipo. En 1983, muchos de los comerciantes de Cargill habían anunciado que estaban equipados con “terminales de video de correo electrónico”, primeras versiones del correo electrónico. Una década más tarde, era más común la presencia de computadoras personales, pero Cargill optaba por continuar usando su sistema cablegráfico dado que la empresa había invertido en perfeccionar la tecnología. Por su alto rendimiento y confiabilidad, el teletipo demoró la adopción completa del correo electrónico de Cargill; simplemente porque era bueno.

En 1996, se envió el último mensaje por cable de la empresa antes de desconectar la máquina. Sin embargo, aún hoy quedan remanentes del sistema de teletipo original. Los empleados que trabajaron en Cargill antes de la aparición del correo electrónico aún hablan de correos electrónicos “por cable” entre ellos, y las abreviaturas en código persisten obstinadamente como parte del vocabulario de Cargill.

Décadas antes de los populares mensajes de texto enviados por teléfonos móviles de la actualidad, Cargill ya se había estado comunicando con abreviaturas y acrónimos, lo que permitía tomar decisiones más rápido y comunicarse de manera más eficiente con los empleados de todo el mundo, con el objeto de prestar un mejor servicio a sus socios y clientes comerciales.