skip to main content

Desarrollar sociedades que conducen al dulce éxito

Al descubrir el potencial de un pequeño negocio familiar de Guatemala, Cargill abre las puertas para un gigante internacional de la elaboración de malvaviscos.

January 01, 2015

En 1988, con tan solo 18 años, Vanessa Santiago, que se había graduado recientemente de secretaria, se hizo cargo del pequeño negocio de dulces que había comenzado su madre en 1977. Su intención no era comenzar una carrera en la industria de los malvaviscos, pero el ascenso de Santiago a líder del negocio familiar fue un punto de inflexión para la empresa, que actualmente se conoce como Guatemalan Candy Company o Guandy.

En 1992, dos vendedores de jarabe de maíz de Cargill se pusieron en contacto con la empresa, que Santiago, como jefa de operaciones, dirigía con su esposo Gerardo Araneda, que estaba a cargo del sector de ventas y comercialización. Los representantes de Cargill sostenían que el jarabe de maíz podía ayudar a mejorar la calidad de los malvaviscos de Guandy e incrementar el éxito de la empresa. En ese momento, Guandy compraba jarabe de maíz de un proveedor en México, pero el producto no tenía la calidad suficiente ni la consistencia correcta. Santiago realizó un pedido de prueba de dos barriles del jarabe de maíz de Cargill.

“Éramos un negocio muy pequeño”, recordó Santiago. “Les pedí: ‘Envíennoslo gratis, por favor, sin ningún cargo’”. También solicitó que le enviaran el jarabe de maíz en barriles de plástico amarillos, blancos o azules, porque la empresa solía vender los tambores usados para cubrir algunos de sus gastos. Unos días después de realizar el pedido, llegaron dos barriles del jarabe de maíz de Cargill, en tambores azules. “Inmediatamente me di cuenta de que era de buena calidad”, recordó. “Tenía una buena viscosidad. Era muy transparente. Los malvaviscos salieron geniales. Los llamé de inmediato y les dije que quería un contenedor completo (de 80 barriles). Para nosotros era una cantidad muy alta”.

Durante los siguientes años, Guandy compró de uno a cinco contenedores del jarabe de maíz de Cargill por año. En ese tiempo, Cargill envió un científico en alimentos a la Ciudad de Guatemala por dos semanas, para experimentar con la receta de malvaviscos de Guandy. Recalibró la formulación y agregó dos almidones de Cargill, lo que mejoró considerablemente el sabor y la calidad de los malvaviscos.

Los resultados del cambio se vieron de inmediato. Desde ese momento, los ingresos de Guandy han aumentado de un 25 a un 40 % por año. Hoy en día, la empresa compra más de 13 millones de kilos de jarabe de maíz de Cargill (50 contenedores por semana) y exporta malvaviscos y dulces tipo gomitas a 50 países en cinco continentes. Los ingredientes de Cargill componen el 75 % de los malvaviscos de Guandy, que ahora se venden en las tiendas de Walmart en Latinoamérica.

“Para ser proveedor de Walmart, hace falta tener un control de calidad muy estricto”, explicó Santiago. Cargill envió a cinco especialistas de control de calidad a Guatemala para ayudar a la empresa a implementar un sistema de Análisis de Peligros y de Puntos Críticos de Control (HACCP) en la planta, que lograron completar en tan solo un mes. “Sin la ayuda de Cargill, Walmart no nos hubiera elegido como proveedores. Le decimos a todo el mundo que Cargill es nuestro proveedor. Nos abre muchas puertas”.

Guatemalan Candy InPage
Luego de que, con la ayuda de Cargill, los malvaviscos Guandy llegan a las góndolas de Walmart, Guandy obtiene un reconocimiento por elaborar los mejores dulces de Guatemala.

Santiago, que define el éxito como un crecimiento comercial astronómico, clientes contentos y una marca que es sinónimo de calidad indiscutible, no duda en reconocer los méritos de Cargill por ayudar a su empresa a lograr sus metas: “Es necesario tener un socio como Cargill para ‘jugar en las ligas mayores’ de la industria. ¿Hubiéramos podido lograr lo que logramos sin la ayuda de Cargill? Estoy segura de que no”.